divendres, 14 de desembre del 2012
Super glue
Estaban atados, atados fuerte con un pegamento que ellos mismos habían fabricado, un pegamento que olía a nubes y que conseguía mantenerles unidos aunque lloviera, nevara o un tornado pasara por sus cuerpos. Daba igual, ese pegamento era muy fuerte, tan fuerte que era capaz de unirles y que esa unión fuera tan fácil como beber un vaso de agua cuando se tiene sed.
Salieron a la calle, una vez más, un sol más, un invierno más, como lo llevaban haciendo años. Pero ahora era diferente, era diferente porque ahora era cuando ellos se habían dado cuenta de que eran capaces de fabricar un pegamento mágico y que, con ese pegamento, eran indestructibles. Indestructibles.
dijous, 13 de desembre del 2012
Rodeada de agua.
dijous, 8 de novembre del 2012
Restaurador
Y te has metido hondo, muy hondo, tan hondo que parecía que surcabas ese barquito pequeño y destartalado que se había perdido en mi mar. Y ¿sabes qué? Creo que lo has encontrado. De hecho, creo que ya lo habías encontrado hace tiempo y yo creía que él seguía por allí flotando a la deriva, sin rumbo ni destino prefijado. Pero no. Tú ya lo tenías contigo y lo estabas arreglando con besos, caricias y sonrisas llenas de girasoles.
"He entrado dentro", me has dicho justo después de. Me lo has dicho porque no sabías si me había dado cuenta, no sabías si la manera que has tenido de entrar me había hecho daño, molestado o gustado. He adivinado un interrogante en tu pupila mientras me decías esas palabras. "Lo sé", te he dicho y he apretado los dedos de tu mano. Si quieres que te sea sincera, en ese momento estaba descubriendo todo eso del barco, estaba descubriéndote en mí, estaba viéndote como un restaurador de muebles, de muebles acuáticos capaces de desafiar las reglas del mundo, y no sabía qué cara poner, qué decir ni qué sentir. Sólo quería apretarte fuertefuertfuerte la mano.
Y ahora. Ahora te recuerdo en mí. Ahora recuerdo la manera que has tenido de buscar en mi interior, de acariciar mis entrañas, con un paso lento, pausado, tan y tan a poco a poco que pensaba que me moría de placer. Y yo, ante tu pureza, ante ese nózaroc con las ventanas tan abiertas, no he sabido hacer nada. Absurdamente nada. Y ahora, ahora lo entiendo todo. Esta noche has creado una sinfonía, la sinfonía de tu cuerpo y el mío.
Verde
dilluns, 17 de setembre del 2012
La noria
Y ahora, ahora estoy aquí, fuera de mi línea blanca, subida sobre la noria que da vueltas y más vueltas y más vueltas. Y me gusta. Me gusta porque hay días en los que siento que puedo tocar el cielo, aunque después no lo toque, ¿qué más da? siento que puedo y eso es más que suficiente. Hay días en los que el cielo huele bien, en los que el sol calienta mis pestañas y mi nózaroc está suave, limpio, bello y lleno de agua. Lo malo de las norias es que suben y vuelven a bajar y vuelven a subir y vuelven a bajar. Lo hace con un ritmo tranquilo, la bajada no es en picado y mis nervios no se disparan, pero hay bajadas y hay días en los que me acerco a la tierra y reconozco mi línea aún marcada en el suelo que me llama, que me reclama y me grita. Y me cuesta ignorarla, me cuesta y quiero acercarme pero, entonces, vuelvo a subir y me río, y me miras, y me besas, y me haces gritar, reír, llorar de placer.
Pero vuelvo a bajar. Vuelvo a bajar y sigo viendo la línea blanca allí. Quieta. Inmóvil. Y la meta que no es meta pero que parece meta vuelve a aparecer bajo la neblina. Y entonces pienso, ¿voy o me quedo? ¿Voy o me quedo? Pero vuelvo a subir y la noria vuelve a tirarme al cielo, a las nubes, a las estrellas y la meta se desdibuja y yo ya no sé qué hacer para bajar de esta noria que me gusta y me disgusta y me hace reír y me hace llorar y me da placer y me mata de dolor.
dilluns, 13 d’agost del 2012
Fuego
dimecres, 8 d’agost del 2012
Recuerdos de alguien
divendres, 13 de juliol del 2012
Bla.
dimecres, 20 de juny del 2012
Último round.
dijous, 17 de maig del 2012
Ahora.
Es curioso la manera que tengo de pasar página y vivir el presente. No sé. Lo malo, rápidamente, lo convierto en pasado. Aunque sea como ahora, un pasado muy presente pero que he hecho pasado para poder ser feliz en el presente. Soy una jugadora de tiempo. Sí. Juego con el tiempo, con el significado del tiempo como a mí me conviene. Lo uso a mi voluntad. Más que jugadora, me siento "utilizadora" del tiempo, o algo así.
Lo que tengo claro es que si, esta vez, he jugado con el tiempo ha sido porque, realmente, he sentido que tenía que hacer pasado lo pasado y hacer que el ahora fuera presente. Y el ahora somos tú y yo. De nuevo. Tú y yo dándonos besos, como siempre, pero diferente. Diferente porque hemos sentido que nunca más estaríamos juntos. Diferente porque nos hemos dado cuenta de por qué nos queremos. Diferente porque me he dado cuenta de que lo que siento por ti ya no es juego, ni una tontería de jóvenes, ni un jijijaja. Es "algo más". Es ese "algo más" que tanto temía sentir. Es ese "algo más" al que no quería mirar. Es ese "algo más" que es mucho mucho mucho mucho mucho.
Y estoy contenta. Sí. Estoy contenta porque sé que no eres perfecto. Porque me he dado cuenta de tus errores, de tus miedos, de tus defectos y, conociéndolos, sigo aquí. A tu lado. Queriendo darte más besos que nunca, hacerte el amor más salvajemente que nunca y sabiendo que este nosotros no es eterno y que eso, en lugar de ser aterrador, es hasta bonito.
dijous, 10 de maig del 2012
Cordones.
dilluns, 23 d’abril del 2012
Tatuaje
Fue durante esos días cuando realmente te sentí dentro de mí.
Justo cuando te alejabas,
cuando creía que nunca volvería a oler tu piel
o acariciar tu espalda,
sentí que estabas incrustrado en mis poros.
Como un tatuaje.
Un tatuaje que se ha hecho con una tinta invisible.
La tinta invible de tus besos,
de tus sonrisas,
de tus palabras de amor e,
incluso,
de nuestras discusiones.
Poco a poco,
con una fuerza contínua,
te has ido tatuando en mi piel
y borrar un tatuaje siempre ha sido complicado y doloroso,
sobre todo doloroso.
Esos días sentí que tenía que borrar mi tatuaje favorito.
Y no quería.
No.
No quería por nada del mundo.
Y entendí el por qué.
Entendí por qué estabas tan dentro de mí,
entendí por qué te habías grabado sobre mi piel con esa brutal fuerza.
Entendí por qué te quiero tanto.
Y,
mientras yo me daba cuenta,
tú volviste a mí,
me cogiste de la mano
y me enseñaste tus manos recubiertas de dos grandes,
inmensos y
preciosos
guantes de boxeo.
Por fin.
Ahora he desenterrado los míos,
los que tenía arrinconados bajo el armario.
Me los he puesto y estoy dispuesta a luchar con sangre,
dientes
y entrañas
para que tú y yo siempre tengamos
el corazón rojopasión.
Y estoy contenta porque,
esta vez,
tú estás en el ring luchando conmigo.
divendres, 13 d’abril del 2012
Para ti - Carta 1
Entonces, te he enviado un mensaje. Porque he pensado en ti. Bueno, más que pensar, lo que ha pasado es que te has metido en mi mente. Como un instruso, como un ladrón de espacio. Y te he escrito, pensando que todo iba bien, pensando en vanalidades, creyendo que las cosas no pueden ir mal, que siempre van bien. Engañándome. Porque desde hace dos días, cuando me llamaste, supe que ocurría algo. Lo noté en tu voz. En tu manera de expresarte y de hablarme y de comunicarte conmigo aunque las palabras me dijeran cosas sin sentido. Supe que tenías miedo. Y yo también lo tuve. Pero tengo la manía de pensar que todo va bien, que todo tiene que ir bien, que, por cojones, todo va a estar bien. Pero no. Creo que hoy te he enviado un mensaje para poder mantener esa distancia. Para no encontrarme con tus palabras. Para no encontrarme con la verdad que sabía que existía pero que prefería hacer ver que no. Prefería fingir una sonrisa de plástico en mi cara, por eso de no sufrir.
Y me has llamado. Te he saludado sonriendo plásticamente y me has arrancado esa estúpida sonrisa de mi cara. Entonces, me he dado cuenta de la existencia de lo absurdo. Lo absurdo de todo. Y, también, he sentido que te quiero, que te quiero porque me gusta como eres, te quiero porque cantas la canción del perro, te quiero porque eres una persona llena de cosas buenas. Y porque te quiero, quiero intentar hacerte sonreír. Aunque las sonrisas se tengan que buscar en el fondo del pozo, aunque tengamos que remover arenas movedizas y enfrentarnos con lobos, dragones y monstruos de esos que sólo salen en las pelis de miedo.
Ahora tú sólo tienes que luchar por ti. Yo, mientras tanto, lucharé por buscar tu sonrisa y dártela en la mano, como se dan los caramelos o las chucherías.
dijous, 12 d’abril del 2012
Ese no se qué
No seré capaz. Lo he intentado muchas veces. Llevo años poniéndome el objetivo de aprender a esquiar o a patinar sobre hielo. Todos los novios que he tenido me han querido llevar a la nieve. Ya sabes, es un paisaje muy romántico. Pero nunca he sido capaz de calzarme unos esquís. Me quedo mirando la nieve, la fría y blanca nieve y vuelvo a la habitación. Cualquier promesa de sexo desenfrenado, de pasión irrefrenable consigue que mi amante prefiera la cama a la nieve. Y así yo sigo luchandosinluchar.
Conmigo no te servirá la excusa del sexo, ya lo sabes. Si sigues queriendo aprender a volar, yo te ayudaré a empezar a hacerlo. El viento contra tu cara, el frío erizando tu piel, esa sensación de libertad... No puedes morirte sin saber qué es eso.
Pero ahora estoy muy débil, Clara. Ahora ya es demasiado tarde.
Nunca lo es. Nunca es tarde, niña. Y menos para volar. Para sentir la vida. Para dejarte llevar sin controlar tus pasos. Es que no sé de qué me extraño, la verdad. Tú siempre tan adentro, tan en tu cabeza, tan en tus pensamientos. Es normal que, en cuanto aparezca cualquier sensación irracional, agaches la cabeza y te metas bajo la colcha. No es malo pensar. Pero es bueno sentir. Es bueno vivir. Es bueno gritar, saltar, bailar, volar. Es bueno dejarte llevar por eso que no se sabe qué es. Esa fuerza que hace que te sientas llena de pájaros, de agua, de colores brillantes.
dijous, 15 de març del 2012
Gris.
Y ahora mi mundo se ha pintado de este horrible color. Y yo, te juro, que yo pensaba que hoy me levantaría con más vida en las pupilas. Lo juro. Pensaba que me levantaría llena de algo. De energía, de optimismo, de algoparecido a las ganas de vivir. Pero ha sido abrir los ojos y el gusano. Sí. Otra vez el asqueroso gusano recorriendo mis entrañas. No sé. Creía que sería un poco más fácil. De verdad. Sé que "es normal y que todo tiene un proceso y BLABLABLA". Realmente pensaba que estaría mejor. Que le sacaría lo bello a lo feo, como siempre hago. Pero no. No sé cómo hacerlo. No sé cómo se supone que tengo que hacerlo en este momento. En este momento en el que tú ya no estás conmigo. En este momento en el que todo el mundo parece tener tu cara. En este momento en el que incluso una moto me recuerda a ti. En este momento en el que querría quitarme el pumpum y cambiarlo por una fría máquina automática, sin cerebro. Una máquina de hacer veneno. Sí. No estaría nada mal.
Pero sigo aquí. Con este mundo gris. Este mundo gris que quiero colorear. Quiero colorear pero he perdido mis pinturas y mis pinceles.
dimarts, 13 de març del 2012
Gusanos.
Aquella mañana me desperté con un gusano en el cuerpo. Me iba recorriendo trozo a trozo cada una de mis entrañas, removiéndose, haciendo volteretas, clavándome su cuerpo duro en cada rincón por el que pasaba. Tenía ganas de vomitar. Todo el rato. Unas ganas inmensas de irme al lavabo, sacar ese bicho repugnante y poder volver a tragar aire sin dolor, sin que cada respiro fuera un arañazo de uñas inmensas. Luego caí en la cuenta de que tenía que luchar contra ese bicho. Sí. Tenía que matarlo. Pero él estaba dentro. Y yo estaba fuera. Así que te llamé. Te llamé sólo por eso. Te llamé para que fueras mi cómplice en el asesinato del gusano. Te llamé porque el gusano me lo habías metido tú y creía que sólo tú podías quitármelo. Y, al contestarme al teléfono, recordé lo que había pasado la noche anterior.
No sé por qué pero hay unos mecanismos mentales que me auto-protegen contra el dolor. Ya lo dije una vez, tengo un escudo-anti-tristeza. Así que había olvidado lo que había pasado hasta que oí tu voz. Y colgué. Tú no podías ayudarme. "No sé si te quiero", recordé. "Necesito pasión, sentimiento, amor", lloré. "Necesito irme lejos y pensar, sentir, quererte o olvidarte". Y te fuiste. Me dejaste tirada en el portal de mi casa con la cara llena de perlas de agua. Y con el gusano, el asqueroso y vomitivo gusano en recorriendo mis entrañas.
Sí. Me acordé de todo esto al oír tu voz tras el teléfono. Por eso colgué. Y entonces, hice lo que normalmente hago pero que no debería haber hecho: ponerme a luchar. Me puse los guantes de boxeo, por cuarta o quinta vez contigo. Me los puse para luchar. Para pelear. Para sacar sangre. Sangre de amor. De deseo. De dolor. Pero lo que pasó es que, de repente, me di cuenta de que no tenía contrincante. No tenía con quién luchar. Y luchar contra la pared siempre me ha parecido absurdo.
Así que he tenido que dejar los guantes de boxeo tirados en mi armario. Creo que los quemaré. No quiero luchar más contra una pared blanca, lisa y fea. No, no quiero. Me sentaré en mi sofá de color marrón, me pondré a fumar, beber, reírme y llorar hasta que las ganas de luchar se me hayan apaciguado. Entonces, y sólo entonces, me levantaré del sofá, saldré al balcón, gritaré con todas mis fuerzas y sacaré al maldito gusano de mi interior.
dilluns, 5 de març del 2012
Chocolate.
Mi objeto artístico son las personas. Me gusta ver cómo miran cuando creen que nadie las ve, me gusta ver cómo tiemblan ante una mirada seductora, me gusta ver cómo debajo de las capas subyace el mismo material: chocolate.
Podría explicar mi vida uniendo imágenes y, pese a ello, nunca obtendría una narración lineal, una película donde inicio y final fueran lógicos en tiempo y espacio. Mi vida son recopilaciones de imágenes, sin buscar un sentido unitario, ¿por qué este afán de unificar los instantes? Somos pedazos de momentos, de experiencias, de sentimientos. Mi vida es una sucesión de fotografías.
En estas páginas veréis fragmentos de vida de personas, sin un antes ni un después, sólo el ahora, que es lo que en realidad importa. Son fotografías. Fotografías que me he ido encontrado en mis paseos por la ciudad. Fotografías de chocolate.
divendres, 10 de febrer del 2012
dimarts, 7 de febrer del 2012
BlancoRojo
Me desperté con una sonrisa de melón. El aire olía a café recién hecho. El sol calentaba mis pies. Y él ya no estaba a mi lado. Estará en la cocina pensé y sonreí de inmediato al imaginarlo con mi delantal de corazones y su poca destreza en el arte de las tostadas. Me desperecé y fui al baño. Tengo la manía de lavarme los dientes antes de desayunar.
Entonces, vi la sangre.
Estaba allí, en el suelo, desparramada y asquerosa. Aún estaba húmeda y pude percibir cómo todavía hervía el calor de la vida. Pero entre los grumos rojos percibí algo que no era rojo. Una pluma. Sí. Entre toda la sangre había una blanca y majestuosa pluma. Me asusté. Aquel colorsincolor en medio de tanto rojo, me asustó. Así que empecé a correr siguiendo el rastro del olor a café. Como un perro. Un perro asustado que quiere encontrar a su amo.
Y allí estaba él.
Con el delantal de corazones manchado de sangre y sentado en el sofá. Vi el cuchillo entre sus dedos. También se burlaba de nosotros con montones de plumas blancas entre aquella locura roja. Me senté a su lado y le cogí la mano. Ni siquiera me miró. No le dio tiempo. Inmediatamente vi que su espalda estaba llena de heridas, cortes y plumas blancas. Grité. Como una loca. Las dos alas estaban tiradas en el suelo. Pisoteadas. Malheridas. Él temblaba, temblaba y no me miraba. Me acerqué, las cogí y envolví su cuerpo rojo de sangre con la blancura de aquellas plumas. Le besé. Me besó. Y las alas volvieron a posarse en su espalda llenas de vida y hermosura.
dijous, 26 de gener del 2012
Cartas.
No sabes la sonrisa de melón que has logrado sacarme prontito por la mañana. Leerte me ha hecho sentirte dentro, cerquita, casi a tu lado, acariciándote el pelo mientras nos calentaba ese sol de melocotón que me has hecho imaginar. me gusta saber de ti, hablar contigo, saber qué haces, qué piensas, qué lees, ves o hueles. no sé, me hace sentir bien. cerca de ti, que estás tan lejos, en la fría Rusia, pero con tus palabras creas un puente, un puente enorme, que es capaz de unir estos dos mundos tan opuestos.
Yo estoy que no estoy. No sé. Hay cosas en mi vida que siento que están ahí, como antes, como hace ya un tiempo, pero ya no tienen ni el mismo color, ni el mismo gusto y, no sé, me gustaría ser capaz de condimentarlo, de ponerle una pizquilla de sal, pimienta, curry o lo que sea. Cualquier cosa que pudiera sacarle el sabor otra vez y que mis papilas gustativas palpitaran de placer. Siempre hay épocas, imagino. Siempre hay rachas, subibajas. Pero en esto del amor, me gustaría estar siempre subi, subi, subi. Quizás es que mi vida no me acaba de satisfacer, bueno, la misma historia de siempre, ya sabes. Exigencias, exigencias y exigencias y pensar, creer, que en cualquier lugar del mundo estaría mejor que aquí.
Tengo que ordenar mi vida, aunque quizás, lo que tengo que hacer es desordenarla, justo lo contrario. Quizás sea eso. O quizás no. No sé. Yo quiero sentirme llena de cosas y me siento a medio llenar. Poco a poco, ¿no? Pero es eso, imagino mi vida en cualquier otro lugar, y me siento bien. Me gustaría ser capaz de hacer como tú o como ella, coger un avión y marcharme lejoslejoslejos. Algún día. De momento me pongo contenta pensando en que algún día me iré a California a estudiar inglés, o a Australia. Eso es en lo que hemos quedado él y yo. Es nuestra conclusión después de una mini-escapada a Venecia. Irnos. Y a mí me parece más que bien.
dimecres, 18 de gener del 2012
Play.
Lo descubrí el día que metí en el lago. Mi madre siempre me había dicho que no lo hiciera. Se inventaba cualquier excusa para evitar que entrara allí. Desde animales mortíferos a veneno invisible. De todo. Y yo estuve tiempo, mucho tiempo, atraída por el lago, por aquel agua mansa, cristalina y deliciosa que parecía cantar una melodía preciosa para mis oídos. (Me mira directamente y se acerca, a modo de confesión. Aún puedo percibir el temblor en sus ojos. Emoción. Miedo. Vida.) Pero una noche no lo resistí más. Era pleno agosto, hacía un calor insufrible y estaba en la cama dando vueltas y más vueltas. Y lo hice. Me fui al lago, al maravilloso lago y me tiré. Fue inmediato, unvistoynovisto. Agua y sirena. Así, sin más. (Se levanta, desaparece de mi vista. Silencio. Silencio. Silencio. Y vuelve con un vaso de agua. Vuelve a sentarse. Siento que está más que nerviosa. A punto de estallar.) Espero que lo entiendas, mi niña. Llevo toda mi vida callada, queriendo descubrir más pero con miedo a hacerlo. Ahora tú ya eres mayor de edad, en este año nuevo te has hecho toda una mujer. Creo que es mi turno. El turno de cuidar de mí. De volver a mí. De reencontrarme. (Se toca las manos con nerviosismo. Tiembla. Seguro que le están sudando, es algo que siempre le pasa cuando está nerviosa. Mira hacia mí de nuevo, con ojos de súplica, con ojos de perdón, de amor y de miedo.) Espero que lo entiendas. Te quiero tanto... (Se levanta del sofá, se acerca y da un beso a la cámara. La televisión se queda en negro haciendo un ruido casi insoportable. Fin de la cinta.)
dilluns, 2 de gener del 2012
escudo
Pues se ve que al final sí. Al final me he puesto una coraza en el nózaroc. Sin darme apenas cuenta. Lo he hecho. Y de verdad que creía que eso era algo así como imposible. Imposible. Pero no. Nada lo es. Y ahora no me duele tanto. Ya no eres capaz de rompérmelo en pedazos. No, ya no. Ahora ya llevo parches porsiacaso. Y esos parches han tapado la sangre que anteayer empezó a borbotar. Tapado no chorrea y si no chorrea es como si no existiera. Ojos que no ven etcétera. Pero mis ojos de dentro sí que veían. Y sentían. Notaban el calor de la sangre llenándome las tripas, inundando mis entrañas y saliéndome por las uñas. Y hoy ya no he podido más. La sangre me llenaba la boca y nunca me ha gustado su sabor. Así que te la he escupido. Y creía que sacar el parche sería más doloroso, como arrancarse una tira de cera caliente. Pero no. La sangre ha salido. Se ha ido fuera de mí. Y no me ha dolido. Casi. Me dolía más tenerla dentro dando vueltasymásvueltas. Sin parar. Ahora te la he devuelto y no sé qué espero de ti. Creo que nada. Ya nada. Quería devolverte la sangre. Sólo eso. Quería devolverte la sangre y que ahora hagas tú loquetedélasantagana. A mí ya me da un poco igual. Creo. Sólo sé que prefiero mi boca con gusto a saliva que con el gusto ácido y metálico de la asquerosa sangre. Sólo eso.