dijous, 26 de gener del 2012

Cartas.



No sabes la sonrisa de melón que has logrado sacarme prontito por la mañana. Leerte me ha hecho sentirte dentro, cerquita, casi a tu lado, acariciándote el pelo mientras nos calentaba ese sol de melocotón que me has hecho imaginar. me gusta saber de ti, hablar contigo, saber qué haces, qué piensas, qué lees, ves o hueles. no sé, me hace sentir bien. cerca de ti, que estás tan lejos, en la fría Rusia, pero con tus palabras creas un puente, un puente enorme, que es capaz de unir estos dos mundos tan opuestos.

Yo estoy que no estoy. No sé. Hay cosas en mi vida que siento que están ahí, como antes, como hace ya un tiempo, pero ya no tienen ni el mismo color, ni el mismo gusto y, no sé, me gustaría ser capaz de condimentarlo, de ponerle una pizquilla de sal, pimienta, curry o lo que sea. Cualquier cosa que pudiera sacarle el sabor otra vez y que mis papilas gustativas palpitaran de placer. Siempre hay épocas, imagino. Siempre hay rachas, subibajas. Pero en esto del amor, me gustaría estar siempre subi, subi, subi. Quizás es que mi vida no me acaba de satisfacer, bueno, la misma historia de siempre, ya sabes. Exigencias, exigencias y exigencias y pensar, creer, que en cualquier lugar del mundo estaría mejor que aquí.

Tengo que ordenar mi vida, aunque quizás, lo que tengo que hacer es desordenarla, justo lo contrario. Quizás sea eso. O quizás no. No sé. Yo quiero sentirme llena de cosas y me siento a medio llenar. Poco a poco, ¿no? Pero es eso, imagino mi vida en cualquier otro lugar, y me siento bien. Me gustaría ser capaz de hacer como tú o como ella, coger un avión y marcharme lejoslejoslejos. Algún día. De momento me pongo contenta pensando en que algún día me iré a California a estudiar inglés, o a Australia. Eso es en lo que hemos quedado él y yo. Es nuestra conclusión después de una mini-escapada a Venecia. Irnos. Y a mí me parece más que bien.

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