dissabte, 22 de març del 2014

Volver

Vuelvo. Es curioso lo fácil que podemos dar una vuelta y desaparecer. Parece que estemos en un río con mucha mucha mucha mucha corriente y nos arrastre día a día, hora a hora, minuto a minuto, hacia nuestro destino, si es que hay destino. No sé. Ahora abro los ojos y me doy cuenta de que me había quedado un poco atrás, allá arriba, donde el agua aún está mansa, tranquila y apetece mojar las puntas de los pies. Pero mi cuerpo estaba lejos, muy lejos, casi en la otra punta del movido río que me había hecho bajar muy rápido, demasiado. 

Y ahora es como, si de repente, me doy cuenta de lo separada que llego a estar. Y no quiero. Quiero estar allí arriba, con mi yo más yo y nadar contracorriente por este río de aguas caudalosas. Lo conseguiré. Lo conseguiré porque aunque vivamos en un mundo en el que la corriente te obliga a moverte sin tener tiempo, siquiera, a pensar, yo he encontrado un segundo para pensar. Y en ese segundo ha sido cuando me he dado cuenta que estaba separada y que tenía que volver hacia atrás. Y ahora es lo que hago. 

A contracorriente para buscar esa parte de mí que aún no había encontrado las fuertes aguas. A contracorriente para sentarme sobre una piedra, mirar los peces nadar y dejar que el sol me caliente la cabeza. A contracorriente porque necesito estar junta otra vez. A contracorriente porque quiero mirar el río y saber que puedo luchar contra él.