dijous, 12 d’abril del 2012

Ese no se qué




¿No crees que ya va siendo hora de superar ese miedo? Llevamos más de tres años juntas, viéndonos, hablándonos, llorando y riendo. Y ese miedo te impide hacer eso: volar. Creo que ha llegado el momento de que te pongas sobre un patín, te vistas, si quieres, con todo el equipaje necesario para sentirte, más o menos protegida, y te lances al aire.

No seré capaz. Lo he intentado muchas veces. Llevo años poniéndome el objetivo de aprender a esquiar o a patinar sobre hielo. Todos los novios que he tenido me han querido llevar a la nieve. Ya sabes, es un paisaje muy romántico. Pero nunca he sido capaz de calzarme unos esquís. Me quedo mirando la nieve, la fría y blanca nieve y vuelvo a la habitación. Cualquier promesa de sexo desenfrenado, de pasión irrefrenable consigue que mi amante prefiera la cama a la nieve. Y así yo sigo luchandosinluchar.

Conmigo no te servirá la excusa del sexo, ya lo sabes. Si sigues queriendo aprender a volar, yo te ayudaré a empezar a hacerlo. El viento contra tu cara, el frío erizando tu piel, esa sensación de libertad... No puedes morirte sin saber qué es eso.

Pero ahora estoy muy débil, Clara. Ahora ya es demasiado tarde.

Nunca lo es. Nunca es tarde, niña. Y menos para volar. Para sentir la vida. Para dejarte llevar sin controlar tus pasos. Es que no sé de qué me extraño, la verdad. Tú siempre tan adentro, tan en tu cabeza, tan en tus pensamientos. Es normal que, en cuanto aparezca cualquier sensación irracional, agaches la cabeza y te metas bajo la colcha. No es malo pensar. Pero es bueno sentir. Es bueno vivir. Es bueno gritar, saltar, bailar, volar. Es bueno dejarte llevar por eso que no se sabe qué es. Esa fuerza que hace que te sientas llena de pájaros, de agua, de colores brillantes.

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