dijous, 10 de maig del 2012

Cordones.


¿Sabes? A veces, durante la noche, mientras tú duermes y estás ahí, tan y tan lejos, he creado lazos con los cordones de las zapatillas. Los suelo unir hasta crear un lazo grande grande y lo enrollo alrededor de nuestras cabezas. Muchas veces he sentido que tenías que despertarte, que, justo en el momento en el que nuestras cabezas unidas se encontrasen, zas, abrirías los ojos y me besarías la frente. Pero nunca pasa. Te quedas soñando en ese mundo tan y tan lejano del de los ojos despiertos sin enterarte de nada, sin ser consciente de mis esfuerzos por disipar esa distancia.

Muchos han sido los días en los que me ha aterrado besarte, hablarte, compartirme contigo, tocarte la mano, hacerte el amor, que te metas dentro, muy dentro de mí y que después, cerrásemos los ojos y se acabó. Tú allí y yo en la otra parte. Siempre he querido luchar contra la distancia de los sueños. Siempre. He intentado burlarla con las más disparatadas ideas: enganchando mi cuerpo al tuyo con pegamento, uniendo nuestras manos con gomas de pollo hasta que nos quedáramos, casi, sin sangre, metiéndome bajo tu mismo pijama y hacer un dosenuno en mayúsculas... Todo, lo he intentado todo. Pero es cerrar los ojos y por mucho que nos apretemos fuerte de la mano, zas, tú te escapas hacia ese mundo y yo vuelo hacia el mío.

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