divendres, 30 de setembre del 2011
Dos.
Si tienes ganas de ir al lavabo, despiértame y te acompaño, no quiero que ningún monstruo te haga daño, y le daba un beso en la mejilla y se ponían a dormir cogidas de la mano.
Claudia y María, las niñas, dormían juntas en la misma habitación. Era una habitación preciosa, con las paredes verdes y una enorme ventana que daba al río. Algunas noches, sin que sus padres lo supieran, se escapaban por la ventana y se bañaban en el río, sobretodo en primavera o verano. Luego llegaban a la habitación llenas de risas y de agua, se secaban con la toalla y se metían en la cama, juntas, con los pies fríos como cubitos de hielo. Entonces era cuando María se lo decía a Claudia. Temía que, entre aquellos bosques, hubiera monstruos dispuestos a asustarlas. Si alguna tenía que ir al baño, despertaba a la hermana para no ir sola. Así era como luchaban contra el monstruo.
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