dimecres, 16 de febrer del 2011

El grito.


Entonces, antes de que las flores de mi aliento invadieran por completo mi cuerpo, me acordé de ti, de lo que me dijiste aquella tarde en la playa, de tu tatuaje de árbol en tu barriga, de tus palabras con sabor a frutas del bosque. Recordé que me dijiste que algún día el bosque que palpita bajo nuestros pies rompería las capas de cemento y recuperaría su voz acallada con el ruido de nuestras ciudades. Ahora sonrío pensando en tus palabras. Siempre supe que eras uno de ellos. Siempre supe que eras una niñárbol.










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3 comentaris:

  1. Vaya, parece que no soy la única que piensa eso... Me han quitado la exclusiva. ¡Cachis!

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  2. niñaárbol necesita a niñasol para crecer (:
    teechodemenos!

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