dijous, 17 de maig del 2012

Ahora.


El mundo suena a corazón. Sí, lo sé, parece un poco cursi, pero es la realidad. Y no desde hace mucho, no. Hará un par de semanas que vuelvo a sentirme llena de cosas buenas, llena de ti, llena de tus besos, de tus palabras, de tu cuerpo. Te siento cerca. Muy cerca, Y, ahora, me doy cuenta de lo lejos que estabas antes. Ese antes que no es tan antes porque en realidad hace poco pero ya es antes, ya lo he bautizado como antes porque el ahora es diferente. Muy diferente. Y no hablo de que sea diferente en el mundo material, de hecho, parece igual, tiene el mismo aspecto, tú y yo dándonos besos, tú y yo compartiendo cama, tú y yo brindando con cerveza. Parece lo mismo, exactamente igual que hace tres años. Pero no lo es. En realidad ese tú y yo de ahora es mucho más bonito que el de antes. Te siento aquí, tan cerca, que por mucho que estés en tu casa y yo en la mía, siento que estás a mi lado, en el sofá, mirando la televisión y acariciándome las piernas, "haciéndome cosquillitas", como te pido muchas veces.

Es curioso la manera que tengo de pasar página y vivir el presente. No sé. Lo malo, rápidamente, lo convierto en pasado. Aunque sea como ahora, un pasado muy presente pero que he hecho pasado para poder ser feliz en el presente. Soy una jugadora de tiempo. Sí. Juego con el tiempo, con el significado del tiempo como a mí me conviene. Lo uso a mi voluntad. Más que jugadora, me siento "utilizadora" del tiempo, o algo así.

Lo que tengo claro es que si, esta vez, he jugado con el tiempo ha sido porque, realmente, he sentido que tenía que hacer pasado lo pasado y hacer que el ahora fuera presente. Y el ahora somos tú y yo. De nuevo. Tú y yo dándonos besos, como siempre, pero diferente. Diferente porque hemos sentido que nunca más estaríamos juntos. Diferente porque nos hemos dado cuenta de por qué nos queremos. Diferente porque me he dado cuenta de que lo que siento por ti ya no es juego, ni una tontería de jóvenes, ni un jijijaja. Es "algo más". Es ese "algo más" que tanto temía sentir. Es ese "algo más" al que no quería mirar. Es ese "algo más" que es mucho mucho mucho mucho mucho.

Y estoy contenta. Sí. Estoy contenta porque sé que no eres perfecto. Porque me he dado cuenta de tus errores, de tus miedos, de tus defectos y, conociéndolos, sigo aquí. A tu lado. Queriendo darte más besos que nunca, hacerte el amor más salvajemente que nunca y sabiendo que este nosotros no es eterno y que eso, en lugar de ser aterrador, es hasta bonito.

dijous, 10 de maig del 2012

Cordones.


¿Sabes? A veces, durante la noche, mientras tú duermes y estás ahí, tan y tan lejos, he creado lazos con los cordones de las zapatillas. Los suelo unir hasta crear un lazo grande grande y lo enrollo alrededor de nuestras cabezas. Muchas veces he sentido que tenías que despertarte, que, justo en el momento en el que nuestras cabezas unidas se encontrasen, zas, abrirías los ojos y me besarías la frente. Pero nunca pasa. Te quedas soñando en ese mundo tan y tan lejano del de los ojos despiertos sin enterarte de nada, sin ser consciente de mis esfuerzos por disipar esa distancia.

Muchos han sido los días en los que me ha aterrado besarte, hablarte, compartirme contigo, tocarte la mano, hacerte el amor, que te metas dentro, muy dentro de mí y que después, cerrásemos los ojos y se acabó. Tú allí y yo en la otra parte. Siempre he querido luchar contra la distancia de los sueños. Siempre. He intentado burlarla con las más disparatadas ideas: enganchando mi cuerpo al tuyo con pegamento, uniendo nuestras manos con gomas de pollo hasta que nos quedáramos, casi, sin sangre, metiéndome bajo tu mismo pijama y hacer un dosenuno en mayúsculas... Todo, lo he intentado todo. Pero es cerrar los ojos y por mucho que nos apretemos fuerte de la mano, zas, tú te escapas hacia ese mundo y yo vuelo hacia el mío.